jueves, 11 de octubre de 2018
miércoles, 10 de octubre de 2018
Hallado 'el puente de África': un estudio revela un archipiélago hundido en Alborán que le unía con España
Un equipo científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un archipiélago volcánico sumergido en el mar de Alborán, en la provincia de Almería, que unió Europa y África a través del Cabo de Gata (Almería) y el Cabo de Tres Forcas (Melilla) hace seis millones de años.
El trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, muestra que este archipiélago sirvió de puente entre África y Europa para las migraciones de diversas especies animales y dividió el Atlántico y el Mediterráneoprovocando una gran desecación en el 'Mare Nostrum' hace 5 y 6 millones de años, según explica la organización en un comunicado.
El estudio revela que esta estructura surgió hace unos 10 millones de años por la actividad volcánica y emergió hasta formar un archipiélago entre la costa de lo que es hoy Melilla y Almería.
Este arco volcánico empezó a hundirse hace unos 6 millones de años por el cese del vulcanismo y el enfriamiento de la corteza en la región y terminó por desaparecer definitivamente hace 1,8 millones de años bajo el mar de Alborán.
El autor principal del estudio e investigador del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, Guillermo Booth-Rea, explica que al principio este archipiélago sirvió "como paso de fauna terrestre-acuática", mientras que más tarde se produjo "intercambio de fauna terrestre, como camellos y conejos".
"El archipiélago contribuyó a la gran riqueza biológica del Mediterráneo occidental, al crear islas en las que se pudieron diferenciar nuevas especies faunísticas. Además, sirvió temporalmente como puente terrestre para el intercambio de especies entre Iberia y África", explica el investigador César Ranero, científico ICREA del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, y coautor del estudio junto a Guillermo Booth-Rea, autor principal e investigador del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada), e Ingo Grevemeye, del centro GEOMAR de Kiel (Alemania).
"El registro genético de ADN ribonucleico estudiado en varias especies del Mediterráneo occidental muestra que el paso de especies europeas a África se hizo en varias ocasiones, antes y después de la Crisis de Salinidad, probablemente gracias al archipiélago de Alborán", añade.
Asimismo, en el norte de África, la fauna estudiada se especió desde el este del Rif, donde se encontraba el archipiélago, hacia el oeste y hacia el este, llegando hasta Argelia y Túnez en el caso de salamandras y lagartijas.
El crecimiento progresivo del archipiélago "actuó como una barrera entre el Atlántico y el Mediterráneo, restringiendo el intercambio de agua y desembocando en la conocida Crisis de Salinidad del Mediterráneo", concluye Booth-Rea.
jueves, 11 de enero de 2018
Nieve en el Sahara
Este fin de semana ha nevado en muchos sitios, algunos de ellos difíciles de imaginar por lo que vemos normalmente y por la imagen que de ellos tenemos, pues mira las fotos y lee:
El desierto del Sahara, de blanco. Más de 40 centímetros de nieve han cubierto dunas de arena en la pequeña ciudad de Ain Sefra, Argelia, repitiendo unas hiptónicas estampas que ya tuvieron lugar en 2016.
Una densa capa de nieve en la ciudad, mucho mayor que la de hace 2 años, se asentó en la conocida como «la puerta de entrada al desierto», que está a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar y rodeada por las montañas del Atlas.
El fotógrafo Karim Bouchetata fue quien capturó las imágenes: «Nos quedamos realmente sorprendidos cuando nos despertamos y vimos la nieve. Se mantuvo todo el día el domingo y comenzó a derretirse alrededor de las cinco de la tarde».
n portavoz de Met Office dijo esta mañana: «El aire frío fue arrastrado hacia el sur en el norte de África durante el fin de semana como resultado de la gran presión sobre Europa. La alta presión significa que el clima frío se extiende más al sur de lo normal»
Antes de la nevada de 2016, la nieve fue vista por última vez en Ain Sefra el 18 de febrero de 1979, debido a una tormenta que duró media hora.
martes, 9 de enero de 2018
En cambio…
Durante 2017 la vulnerabilidad de este país se ha hecho más patente que nunca.
España se seca. No hay agua para tanta demanda. La mitad de los acuíferos subterráneos del país están en mal estado por sobreexplotación y contaminación, y lo mismo ocurre con el 42% de los ríos, lagos, estuarios y aguas costeras.
En cambio… el Estado español apuesta por incrementar la superficie de regadío en unas 700.000 hectáreas, se proyectan 35 nuevos embalses mientras el Delta del Ebro se hunde por falta de sedimentos y siguen a pleno rendimiento miles de pozos ilegales. Eso sí, se proclama la necesidad de un pacto nacional, a la vez que se incumple reiteradamente la Directiva Marco de Agua.
España se quema. Entre el 1 de enero y el 30 de noviembre han ardido un total de 176.587 hectáreas, casi el doble de la media de la última década.
En cambio… muchas comunidades autónomas han reducido el gasto en prevención y sensibilización, continúa el fomento de plantación de especies arbóreas exóticas y pirófitas, los puestos de trabajo de los retenes y brigadas forestales son precarios e, incluso, alguna comunidad autónoma ha flexibilizado el carácter preventivo de la ley estatal y ahora las superficies quemadas ueden utilizarse como pastos ¿Se recurrirá esto al Tribunal Constitucional, como ya anunció el Mapama?
España se desertifica. Según un reciente estudio publicado en Science, más del 50% del territorio nacional será un desierto en este siglo. Sobran señales. En 2017 el corredor sahariano ya ha criado en la Península.
En cambio… gracias a un ministro de Energía que vive aislado en una anticuada y peligrosa burbuja fósil, el país europeo más vulnerable al cambio climático, y el más rico en sol y viento, se vuelve cada vez menos interesante para las inversiones en energías renovables. Así, mientras el Sahara entra en España, el Gobierno penaliza el autoconsumo, recrimina a Iberdrola por anunciar el cierre de sus centrales de carbón, recurre al Constitucional la ley de cambio climático catalana y los españoles pagamos cada vez más por el recibo de la luz ¿Será esta la ambición de la urgente e inminente Ley de Cambio Climático y Transición Energética que planea el Congreso?
El Estado español apuesta por incrementar la superficie de regadío en unas 700.000 hectáreas, se proyectan 35 nuevos embalses mientras el Delta del Ebro se hunde por falta de sedimentos y siguen a pleno rendimiento miles de pozos ilegales
España se empobrece. Todavía somos el país más rico en biodiversidad de Europa, con más de 85.000 especies. La naturaleza es nuestra máxima riqueza.
En cambio… el Parlamento pretende modificar la Ley de Patrimonio Natural y arriesgar nuestro capital natural para indultar a algunas especies exóticas invasoras que la amenazan. Además, esta iniciativa parlamentaria se adopta para sortear una sentencia del Tribunal Supremo y en contra de la unánime posición de la comunidad científica.
España se vacía. Solo el 7% de la población vive en zonas predominantemente rurales –15 puntos por debajo de la media europea–, y hay 3.900 municipios con menos de 500 habitantes. El campo también se vacía de aves. El sisón, nuestra Ave del Año en 2017, ha perdido el 50% de sus efectivos en solo una década.
En cambio… no hay políticas para fomentar el progreso rural, continúan sin definirse las prioridades de la futura PAC para que garanticen un mundo rural vivo y la Ley 45/2007 para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, puesta en marcha en el año 2010, no cuenta con financiación desde 2012.
España está en riesgo. Se seca, se quema, se desertifica, se empobrece, se vacía… El déficit hídrico, el déficit de suelo fértil, el déficit energético, el déficit de recursos naturales y el déficit humano en el campo son problemas de Estado. Estamos desprotegidos nosotros y nuestra economía.
España está en riesgo. Se seca, se quema, se desertifica, se empobrece, se vacía…
En cambio… seguimos esperando que algún Gobierno valiente nos defienda y se enfrente con ética a los riesgos sociales y económicos del siglo XXI. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son ya, en España, realidades incontestables, inseparables e inaplazables. Nos entretienen y nos engañan con demasiados ‘en cambios’.
¿Beberemos solo agua embotellada y refrescos gaseosos?
¿Qué será de nuestros vinos y aceites sin suelo fértil?
¿Podremos seguir pagando el recibo de una energía insostenible?
¿Vendrán los turistas al desierto europeo?
Urge un cambio real en España, en cambio… poco, o nada, cambia.
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